Por Rossana Mendoza Zapata
A lo largo y ancho del Perú existen 26,682 instituciones educativas interculturales y bilingües (de la EIB) para los tres niveles de la educación básica, que según las leyes requieren docentes EIB que acrediten el dominio oral y escrito de la lengua de los hablantes y el conocimiento de la cultura local, con lo cual se procura garantizar el derecho de niñas, niños y adolescentes a recibir una educación pertinente y de calidad, principalmente para aquellos que tienen una lengua distinta al castellano.
Desde 2011 los esfuerzos del sector educación por garantizar la EIB no se dejaron esperar, pero siguen siendo insuficientes; aún se requieren 25, 796 docentes con especialidad en EIB a nivel nacional. Mientras, la atención ha sido cubierta por docentes monolingües, sin títulos pedagógicos o de otras especialidades; y sin desmerecer los esfuerzos que hayan podido realizar, no están preparados para las distintas formas de atención que se requiere en escuelas EIB de fortalecimiento, revitalización y ámbitos urbanos. En ese sentido, se han dado algunos avances, por ejemplo, la necesaria acreditación del dominio de lengua originaria para la contratación docente y la contratación directa de egresados, bachilleres y licenciados de las carreras de EIB que con mucho esfuerzo lograron culminar sus estudios con becas del Estado, correspondiéndoles cumplir con su compromiso de servicio al Perú en escuelas EIB.
Se trata de 1,679 plazas docentes que a partir del 2021 serán ocupadas –por fin– por docentes EIB que hablan la lengua de las niñas y niños en localidades de ruralidad 1, 2 y 3, en escuelas multigrado y unidocente de los niveles inicial y primaria. Este pequeño avance es resultado de las luchas históricas de los movimientos indígenas, organizaciones y colectivos que desde hace décadas vienen demandando y proponiendo una educación para las niñas, niños y jóvenes indígenas. Lamentablemente no todos celebran estos avances, por décadas se ha postergado este derecho y algunas instancias del sector educación han venido contratando en las provincias a personas sin el perfil adecuado, llegando a las escuelas EIB docentes improvisados que no hablaban la lengua de los niños y sin dominio de una pedagogía intercultural como se dio en la década de 1960. Esta situación ya no puede continuar.
Es importante que las comunidades, movimientos, colectivos, madres y padres de familia y sociedad en general estemos vigilantes y exijamos que no haya retrocesos en la implementación de la EIB, por el contrario que se avance con más celeridad: que no disminuyan las becas para las carreras de EIB como viene sucediendo en el Pronabec; que se fortalezcan las instituciones formadoras que ofrecen la especialidad; que se multipliquen los servicios de formación y especialización para docentes en servicio; y que se restituya el acompañamiento pedagógico. Todo esto supone una firme voluntad política del sector educación para priorizar la EIB con los recursos que sean necesarios para cerrar la brecha lo más pronto posible, la misma que se profundiza en las comunidades amazónicas.
Publicado en la web de RPP.
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