Un nuevo Informe GEM regional en asociación con SUMMA muestra que la COVID-19 ha profundizado las brechas educativas en América Latina y el Caribe, que ya era la región más desigual del mundo antes de que iniciara la pandemia. Aunque el informe reconoce los esfuerzos realizados por los países para continuar el proceso educativo a través de modalidades a distancia, señala la necesidad de desarrollar medidas urgentes para llegar a quienes se han quedado rezagados. Sus recomendaciones muestran las medidas que los países deben priorizar en los planes de respuesta y recuperación para que la emergencia educativa no se convierta en un desastre generacional.
El Informe, Todos y todas sin excepción, producido por el equipo del Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo (Informe GEM), la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC/UNESCO Santiago) y el Laboratorio de Investigación e Innovación en Educación para América Latina y el Caribe- SUMMA, muestra que, antes de la pandemia en 21 países las y los estudiantes de los hogares de mayores ingresos tenían cinco veces más probabilidades que los más pobres de terminar la enseñanza secundaria superior.
Los resultados de aprendizaje ya eran bajos antes de la COVID-19. Sólo la mitad de las personas jóvenes de 15 años de edad alcanzaban un dominio mínimo de competencias lectoras. En Guatemala y Panamá, por cada 100 estudiantes de 15 años de estrato socioeconómico alto que domina las habilidades matemáticas básicas, solo 10 lo hace entre las y los estudiantes más desfavorecidos. Los pueblos indígenas y las personas afrodescendientes también tienen tasas de rendimiento y de alfabetización más bajas que el resto de la población.
En el tercer grado, las y los estudiantes para quienes la lengua de la escuela no es su lengua materna tienen menos probabilidades de alcanzar un nivel mínimo de competencia de lectura. La probabilidad de que las personas afrodescendientes concluyan la educación secundaria es 14% menor que la de sus pares no afrodescendientes en Perú, y un 24% menor en Uruguay según datos del 2015. Las personas jóvenes con discapacidad tienen, en promedio, 10 puntos porcentuales menos de probabilidades de asistir a la escuela que sus pares.
El reporte incluye un conjunto de recomendaciones para la siguiente década, que ayudarán a los países de la región a alcanzar los objetivos de la Agenda 2030 y hace un llamado a las escuelas para que sean más inclusivas. Por ejemplo, una encuesta realizada en el 10% de las escuelas de Jamaica mostró que sólo el 24% tenía rampas y el 11% tenía baños accesibles. El reporte también resalta que es necesario abordar urgentemente el problema de la intimidación: Las personas jóvenes LGBTI de siete países que la sufren tienen más del doble de probabilidades de no asistir a la escuela que el resto de sus pares.
Se necesitan mejores datos para saber quiénes están quedándose atrás. Solo 4 de los 21 países del Caribe habían realizado desde 2015 una encuesta de hogares de acceso público para desglosar los indicadores de educación por características individuales. La República Dominicana fue el único país del Caribe que participó en una evaluación transnacional del aprendizaje en el mismo período.
La capacitación del cuerpo docente para que enseñen de manera inclusiva también es fundamental. En Brasil, Colombia y México, más de la mitad del personal docente reportó tener una gran necesidad de capacitación para poder enseñar al alumnado con necesidades especiales. Claudia Uribe, directora de la OREALC/UNESCO Santiago afirma: “Existe la expectativa de que los docentes cuenten con estrategias para compensar estas desventajas, pero difícilmente lo podrán hacer si no cuentan con las herramientas y formación para ello. Dos tercios de los países dicen que capacitarán al profesorado en materia de inclusión en la región, pero los datos indican que esto aún no sucede en la práctica. Nuestro Informe insta a los países a que presten más atención a esta cuestión”.
Los currículos y los libros de texto deben representar a todos los grupos de manera justa y respetuosa. Los libros de texto de varios países tienden a presentar a los pueblos indígenas en imágenes y situaciones estereotipadas, o tienden a no representarlos en absoluto. A menudo no se prestan apoyos educativos en el idioma del hogar, afectando a niños de comunidades indígenas, a los niños, niñas y jóvenes de origen haitiano que han migrado a países de habla hispana o anglófona, y a los niños cuya lengua materna es distinta a la lengua oficial de la escuela, como sucede típicamente en los países del Caribe. En Surinam, por ejemplo, sólo el 4% del estudiantado del distrito de Sipaliwini habla el idioma de instrucción, el holandés, en el hogar.
El informe contiene diez recomendaciones en total, con ejemplos de toda la región respaldados por evidencia e invita a los países a tenerlas en cuenta en sus planes de acción para la próxima década con miras a la consecución de los objetivos de la Agenda 2030 y para evitar que los logros alcanzados en la educación retrocedan como resultado de la COVID-19.
Accede al informe aquí.
Tomado de Unesco.