Un aislamiento social transformador: El valor extracurricular de Aprendo en Casa para niñas, niños y adolescentes en tiempos de aislamiento social por la pandemia
Por José Luis Calle Sosa
Con el inicio de la estrategia Aprendo en Casa en el país –con sus diversas expresiones en las escuelas públicas y privadas- con el propósito de garantizar los servicios educativos de Educación Básica en estos meses de aislamiento social debido a pandemia por la COVID-19, se han generado una serie de procesos de gestión educativa y procesos pedagógicos que han movilizado a miles de docente y millones de estudiantes; con procesos de diversa intensidad, accesibilidad y contextualización, en cada uno de los distritos de nuestro país.
Las mayores discusiones y acciones que se han generado en torno al Aprendo en Casa han estado circunscritas al ámbito propiamente educativo, en términos de gestión, procesos de enseñanza y aprendizajes, material educativo, contextualización de la estrategia, desarrollo de capacidades de los docentes, acceso a internet y medios de comunicación, implementación con tablet, etc. Ciertamente estos factores son necesarios y críticos de abordar, para seguir impulsando los servicios educativos bajo las condiciones de la emergencia sanitaria.
Sin embargo, quisiera resalar un resultado, acaso colateral y no esperado, pero desde mi punto de vista crucial para la vida de las niñas, niños y adolescentes en este contexto de pandemia. Como ya sabemos por nuestras propias experiencias, el vivir estas condiciones de aislamiento social tiene desafíos e impactos muy importantes para todas las personas, en especial para las niñas, niños y adolescentes. Vivir bajo estas condiciones ha puesto a prueba nuestras capacidades de resiliencia y convivencia; así como nos han desafiado a desarrollar una serie de nuevas estrategias conductuales para gestionar nuestra salud mental, nuestros medios de vida y nuestro sentido existencial en la cotidianidad del día a día.
Desde esta perspectiva, Aprendo en Casa, más allá del desarrollo curricular para el logro de aprendizajes, ha sido una estrategia muy útil en cinco ámbitos que han sido claves para que las niños, niñas y adolescentes junto a sus familias, puedan gestionar este aislamiento de manera saludable, integrada y estable. En primer lugar, las organización y desarrollo de las sesiones de aprendizajes, se convirtió en una estructura existencial, que organizó el tiempo, las rutinas, las tareas, el día a días, de las niña, niños y adolescentes. En una época de cuarentena donde casi toda actividad humana se ha circunscrito al espacio físico de la vivienda y que parecía que todo se puso en pausa, el tener estructuras existenciales que organizan la vida, resulta muy valioso y esencial para organizar la cotidianidad.
En segundo lugar, activó una red de interacciones sociales significativas que son fundamentales para cada niña, niño y adolescentes. Con el desarrollo de la estrategia, se generó de manera natural una activa red de interacciones interpersonales entre docentes, estudiantes, padres, madres, directivos, autoridades educativas, etc. Este campo de interacciones sociales que se han desarrollado gracias a las diversas tecnologías de la información, tiene un valor muy importante para que el aislamiento social no se convierta en soledad y desconexión; sino que es un asilamiento sólo físico, pero no psicológico ni social.
En tercer lugar, ha dado pequeños propósitos de vida, pues con el desarrollo de los procesos de aprendizajes, las niñas, niños y adolescentes han tenido objetivos de corto plazo, metas diarias y semanales que alcanzar. En una época donde queda la sensación que todo se había paralizado y que se está a la espera de la llamada nueva normalidad, el tener propósitos, en términos de pequeños objetivos a lograr, metas en tareas que ejecutar y proyectos que desarrollar; tienen un alto valor emocional y social esencial para darle sentido a estas condiciones; que no sólo se quedan en corto plazo, sino que se enmarcan en un propósito mayor relacionado al derecho a la educación y el cuidado de la salud.
En cuarto lugar, los procesos pedagógicos han servido para que las niñas, niños y adolescentes desarrollen un sentido de ciudadanía respecto a su responsabilidad frente los riesgos que representa la COVID-19; responsabilidad que se traduce en la práctica de conductas concretas para prevenir los contagios, así como para cuidar y sensibilizar a las personas de su entorno, sobre base de la comprensión crítica y reflexiva de la enfermedad. De esta manera, los estudiantes lejos de sujetos pasivos ante pandemia, adoptan un rol activo, afirmativo y asertivo muy necesario en estos tiempos de emergencia.
En quinto lugar, con la conjugación de los ámbitos antes señalados, Aprendo en Casa ha contribuido a que las niñas, niños y adolescentes construyan un significado a la pandemia y a las circunstancias de aislamiento social. Esta capacidad de dar significado transformador a todas estas circunstancias que cada familia y comunidad viven en estas condiciones de emergencia sanitaria y socioeconómica por la COVID-19, resulta ser sumamente importante, pues marca la diferencia que cómo cada cual maneja esta crisis. Ello permite gestionar esta crisis de manera resiliente y estoica, con un sentido esperanzador y desafiante.
Ser conscientes de este valor extracurricular de Aprendo en Casa es necesario por dos razones. La primera razón, es para mirar la estrategia más allá de las fronteras de la Educación, y ver cómo esta se articula e integra a la vida de las familias y a las experiencias de vida que construye cada niña, niño y adolescente en estas condiciones de COVID-19. Valorar a la educación no sólo como un servicio educativo en condiciones de “cuarentena”, sino como un sistema esencial para manejar las condiciones, desafíos y efectos de esta emergencia sanitaria, cuyos impactos transcienden el ámbito de la salud.
La segunda razón, es reconocer la necesidad de incorporar de manera intencionada estos aportes en las próximas medidas que se tomen en la continuidad de los servicios educativos, sea cual sea su modalidad y la diversidad que adopten. Más aún cuando somos conscientes que la pandemia será una condición de vida que continuará por muchos meses más, con diferentes matices y medidas; pero sus impactos se sentirán con mayor intensidad, dadas las duras experiencias de muerte de familiares, desempleo, inseguridad alimentaria, conflictividad social, discriminación, incertidumbre del futuro próximo, etc. Son experiencias que no pueden ajenas a los servicios educativos; que demandan a la educación poder contribuir a transformarlos en una oportunidad que marque un punto de quiebre para construir un país más con una real igualdad de derechos.