Por David Cornejo Mamani, edugestor y director de la UGEL Puno
Ejecutar el programa Aprendo en casa del Ministerio de Educación (Minedu) sería más fácil si se tuvieran las condiciones de un país diferente, por no decir, uno con mayor desarrollo. En fin, es mejor a no hacer nada. Sin embargo, no debe ser al menos en este momento una preocupación extrema, porque muchísimo más importante es pensar que debemos salir de esta situación pandémica y algunas regiones no están contribuyendo.
Lo más importante para los estudiantes es aprender a valorar la vida, la salud, y por ello, deben por lo pronto saber que es el virus que mata sin distinciones y que por ello hay que aprender a lavarse las manos, tener higiene, respetar la cuarentena, ser solidarios, y pensar en el bien común. Esto es suficiente mientras dure el estado de emergencia; lo curricular se puede recalendarizar, es solo cuestión de tiempo.
Sabemos que entre las formas de diversidad que tiene nuestro país, está la diferencia socioeconómica entre familias, ayudado mucho por la ruralidad y marginación geográfica. Pero, esa es una herencia republicana no la hemos inventado hoy, quizás arrastrado nada más, y que va cambiando de protagonistas, donde las diferencias siguen ahí. Por eso, frente a la emergencia surgen los reclamos, críticas y hasta rechazo ante el programa del Minedu, Aprendo en Casa, que ciertamente es una propuesta y alternativa, pero que aparentemente va a discriminar a un gran sector poblacional, incluso urbano.
Está claro que se pretende aprovechar el aislamiento social e involucrar a las familias en aprendizajes que parten de la situación significativa, ocasionada por el coronavirus como pandemia, promoviendo competencias vinculadas a ciudadanía, en cuanto se piensa en el bien común y solidaridad o el cuidado del cuerpo y la salud, habilidades artísticas y físicas, por lo que involucraría solo áreas como matemáticas, comunicación, desarrollo social, arte, educación física. Y valorar la salud, la vida, la esperanza serían situaciones transversales para los aprendizajes. Y, finalmente, reiterar que no todos podrán acceder al trabajo virtual debido a la saturación o falta de equipamiento, ante el cual surge la opción de la señal abierta de TV o radios, probablemente de alcance regional o local o quizás solo tendrán a la familia misma para mitigar la circunstancia. Tarea aún pendiente.
En Puno, preguntan cómo verificaremos que los niños con sus familias estén accediendo de manera efectiva a los aprendizajes propuestos virtualmente o en TV y radio, y piden que se cambie lo virtual por la educación a distancia, pues no todos accederán vía online.
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