Edugestores realizó algunas preguntas a Manuel Bello, doctor en Ciencias con mención en Psicología y docente de la Facultad de Educación de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, sobre los resultados de la prueba PISA 2018, que han confirmado los altos niveles de segregación escolar existentes en el Perú.
Edugestores: ¿Cómo se manifiesta esta segregación y qué efectos tiene sobre el rendimiento escolar de los estudiantes más pobres y vulnerables?
Manuel Bello: Hay distintos tipos de segregación escolar. Por género, cuando varones y mujeres van a colegios separados. Por características especiales, cuando los estudiantes con discapacidades son separados en instituciones de educación especial o los de “alto rendimiento” son separados en los COAR. El informe de PISA 2018 se refiere a la “segregación escolar socioeconómica”, que ocurre cuando el sistema educativo separa a los estudiantes por niveles socioeconómicos; es decir, según el nivel de pobreza o de riqueza de las familias. En el Perú los estudiantes de educación básica -tanto privada como pública- por lo general se encuentran en las escuelas con otros estudiantes que provienen de su mismo estrato o nivel socioeconómico y no se encuentran con estudiantes de otros estratos sociales. Podemos decir que tenemos escuelas separadas (segregadas) para cada grupo social: muy pobres, pobres, clase media emergente, clase media alta, clase alta o ricos.
Varios estudios han demostrado que hay una estrecha relación entre la segregación escolar y el rendimiento académico de los estudiantes. Tanto los informes de PISA como los de las evaluaciones del Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad Educativa (LLECE) han mostrado esa realidad. También hay estudios del proyecto “Niños del Milenio” (GRADE) que demuestran que -en el Perú- los estudiantes más pobres y vulnerables, además de ser segregados en escuelas separadas y precarias, reciben educación de menor calidad que los demás, tienen menos oportunidades de aprendizaje en las aulas y logran los puntajes más bajos en las evaluaciones de rendimiento académico. A medida que se sube en la escala de los niveles socioeconómicos la calidad educativa en las escuelas mejora y los puntajes en las evaluaciones suben.
Además, la investigación internacional ha demostrado que la segregación escolar socioeconómica perjudica a los estudiantes más pobres porque debilita las oportunidades de “aprendizaje entre pares”, es decir la influencia de unos estudiantes sobre otros. Cuando las aulas son más heterogéneas, la información y los conocimientos de los estudiantes que han tenido mejores oportunidades en sus hogares son compartidos con los menos favorecidos y todos se benefician del intercambio de experiencias, trayectorias y culturas diversas. Eso no ocurre cuando todos los estudiantes provienen de familias con desventajas económicas y educativas.
Edugestores: ¿Qué medidas de política deberíamos implementar para reducir progresivamente la segregación escolar desde el gobierno nacional y los gobiernos regionales?
Manuel Bello: La segregación escolar socioeconómica solo se puede reducir desarrollando un sistema de escuelas públicas universales y gratuitas, de buena calidad, que no seleccionen a sus estudiantes por la capacidad económica de las familias (pago de pensiones o contribuciones familiares a la marcha de la escuela), que atraigan y reciban a estudiantes de todos los estratos socioeconómicos existentes en el territorio (barrio, distrito, cuenca, comunidad) y les permitan convivir y aprender juntos. Para construir un sistema escolar no segregado por niveles socioeconómicos se tiene que aumentar significativamente la inversión por estudiante en las escuelas públicas, cuidando la honestidad y la eficiencia en la gestión y priorizando la mejora de la calidad en las zonas más vulnerables. Tiene que mejorar la infraestructura, el equipamiento, la remuneración y la motivación de los docentes, el trabajo en equipo y el liderazgo del director, la atención a las condiciones de educabilidad de los estudiantes, y todos los factores que inciden en la calidad del servicio educativo. Todo eso tiene que estar íntegramente financiado por el Estado y no depender de la capacidad de aporte de las familias, para evitar que la desigualdad económica de las familias genere una desigualdad en la calidad de las escuelas. Se tiene que hacer una reforma tributaria para aumentar la recaudación del Estado, de modo que el presupuesto de Educación pueda ser mucho mayor.
Junto con mejorar las escuelas públicas del territorio se tiene que atraer a ellas a las familias de todos los estratos socioeconómicos, para que sus hijos e hijas reciban una educación gratuita de buena calidad que incluya la oportunidad de encontrarse con otros diferentes y aprender a respetar y valorar la diversidad, junto con fortalecer la identidad y el sentido de pertenencia al territorio local, regional y nacional, independientemente del nivel socioeconómico de las familias. Para atraer a todos y todas es necesario hacer visibles las mejoras y las ventajas de la escuela pública gratuita y universal, y también desincentivar la elección de escuelas privadas que seleccionan y discriminan a través del cobro de pensiones. Para ello se debe prohibir el lucro en la educación, reducir o eliminar exoneraciones tributarias y otras ventajas que se otorga a los negocios educativos privados. También es necesario prohibir la selección de estudiantes en las escuelas públicas y comprometer a las escuelas con sus territorios, limitando la posibilidad de recibir estudiantes que vengan de otros barrios o distritos o comunidades (salvo cuando en barrios o territorios vecinos no exista la oferta educativa pública).
Edugestores: ¿Cuáles son los efectos de la segregación escolar sobre la convivencia y la cohesión social?
Manuel Bello: La segregación escolar socioeconómica lesiona severamente la convivencia y la cohesión social en los territorios locales, regionales y nacionales. El grave estallido social que ha sufrido Chile en las últimas semanas se explica en parte por la marcada segregación escolar socioeconómica y la desigualdad que caracteriza al sistema educativo de ese país desde hace varias décadas. En este sentido, la situación del sistema escolar peruano es similar o aún peor.
La escuela debe ser un lugar de encuentro de los niños, niñas y adolescentes peruanos de todas las condiciones socioeconómicas y de todas las culturas existentes en cada territorio. Esa es la única manera de formar ciudadanos que sean y se perciban como iguales en derechos y en oportunidades, y aprendan a convivir valorando la diversidad social y cultural y respetando a todos y todas como semejantes. Solo un sistema escolar público, universal, gratuito y de buena calidad permite construir sociedades democráticas, progresistas y sostenibles. La educación ciudadana no es viable en un sistema escolar segregado por niveles socioeconómicos.
La existencia de privilegios y desigualdades en el acceso a un derecho fundamental de todas las personas, como es el caso de la Educación, tiende a generar en unas personas -los privilegiados- sentimientos de superioridad y arrogancia mientras que los otros -la mayoría discriminada- pueden desarrollar resentimientos, frustración, descontento y, en algunas circunstancias, incluso rabia y violencia.
La debilidad de la cohesión social aumenta la conflictividad en la vida cotidiana y limita la posibilidad de lograr que el conjunto de la población de un territorio o del país se comprometa con la realización de un proyecto colectivo de desarrollo local o nacional. La segregación escolar socioeconómica bloquea la convivencia solidaria y propicia el individualismo extremo, que a menudo alimenta la informalidad, la competencia salvaje y el desprecio por la vida y el bienestar de los demás. Si queremos construir un país democrático e intercultural, orgulloso de su diversidad, encaminado al desarrollo inclusivo y sostenible, tenemos que eliminar la segregación escolar socioeconómica.
Foto: Tomada de El Comercio