Por Oswaldo Molina
Compartimos este artículo publicado en el diario El Comercio, el pasado 19 de julio de 2019.
En un Perú ideal, las mujeres de entre 15 y 19 años tendrían como prioridad dedicarse a sus estudios para desarrollar competencias que les permitan formarse profesionalmente y perseguir sus sueños. Lamentablemente, para un gran número de ellas, la realidad dista completamente de dicho ideal: 14,3% de las mujeres peruanas de entre 15 y 19 años tienen un hijo o están embarazadas. Incluso, en zonas rurales dicho porcentaje asciende a 23,7%. Frente a este problema, dos preguntas surgen naturalmente: ¿a qué podemos atribuirle estas desalentadoras cifras? ¿Qué se puede hacer al respecto?
En un reciente estudio, Alan Sánchez (Grade) y Marta Favara (Oxford) plantean respuestas para ambas interrogantes. De acuerdo con ellos, la explicación de la alta incidencia de embarazo radica en la identificación de los grupos más vulnerables a este problema. En línea con ello, muestran que los jóvenes peruanos que han sido padres durante su adolescencia probablemente posean alguna de las siguientes limitantes: provienen de hogares con bajos recursos económicos, no han convivido con ambos de sus padres, no han tenido un buen desempeño escolar, no cuentan con aspiraciones de seguir estudios superiores o iniciaron su actividad sexual a una edad temprana sin utilizar métodos anticonceptivos. Consecuentemente, toda política orientada a disminuir la incidencia de embarazo adolescente debe hacerle frente a dichas limitantes. Una opción candidata es la jornada escolar completa (JEC).
La JEC es una política introducida por el Minedu en el 2015 que busca incrementar la calidad de la educación secundaria. Esto a través del incremento de horas pedagógicas a la semana. Durante las horas adicionales, los alumnos reciben tutorías para, entre otras cosas, desarrollar competencias socioemocionales y mejorar su rendimiento académico.
De acuerdo con Sánchez y Favara, la introducción de la JEC puede tener un impacto sobre la reducción del embarazo adolescente, principalmente, a través del alivio de dos de las limitantes que caracterizan a la población más expuesta a este fenómeno: el mal desempeño escolar y la falta de aspiraciones educacionales. En concreto, los alumnos en colegios que cuentan con JEC tienen un mejor rendimiento académico y mayores prospectos de cursar estudios superiores; por lo que, en consecuencia, es más costoso para ellos tener relaciones sexuales sin usar métodos anticonceptivos. En efecto, los resultados de su investigación muestran que la introducción de la JEC ha contribuido significativamente a la mejoría de las notas en matemáticas y comprensión lectora, así como en el porcentaje de alumnos que señalan que aspiran a ir a la universidad.
La educación es la mejor estrategia para lograr que los jóvenes busquen un futuro mejor y se logre reducir el embarazo adolescente.
Tomado de El Comercio