Por Claudia Cisneros
Este lunes 20 de agosto un grupo de jueces tiene a su cargo una decisión histórica. Los magistrados de la Corte Suprema tienen en sus manos el futuro de las próximas generaciones de peruanos y peruanas, y el futuro de una sociedad que incluye en vez de excluir, que ama en vez de asesinar, que respeta en lugar de denigrar, que es equitativa en lugar de injusta, que es más armónica y menos violenta.
Del voto dirimente este lunes depende que los y las estudiantes del Perú tengan el derecho a crecer sabiéndose valiosxs, queridxs y reconocidxs al margen de su orientación sexual o de su sexo biológico. Saberse responsables de sus roles e interacciones más allá del sexo de nacimiento o el social.
Porque, vamos, más allá de la grosera estupidez de los ideólogos del antienfoque de género, lo que es una verdad irrefutable es que el mundo ya hoy camina en ese sendero sin que haya pre-existido creencia elaborada alguna más allá del sencillo respeto por la condición humana. Ser humano, ser noble, ser generoso, ser amoroso, ser buena persona al fin, no guarda ninguna relación con el sexo de nacimiento o el social. Uno es o no es buena persona por otras razones, no por quién te atrae física-emocional-sexualmente, no por con quién decides tener relaciones sexuales; no por con quién decides conformar una familia. Uno es una mejor o peor persona en razón de la consideración y respeto que le confiere al otro u otra. Enseñar, como quieren los antienfoque de género, que hay niñxs y adultos no merecedorxs de respeto o consideración sino por el contrario, merecedorxs de repudio y marginación, es la receta perfecta para una sociedad escindida y conflictiva, discriminadora, polarizada y confrontada. Violenta al fin. Una sociedad así seguirá repitiendo los patrones de injusticia que nos tienen como un país de feminicidas, de crímenes sin nombre contra los miembros de la comunidad LGTBIQ, de sub-representación femenina en la política, la cosa pública o en la empresa privada.
Una sociedad como la que proponen los antienfoque de género solo acaerrerá más machismo, más violencia, y las siempre menos oportunidades para los no hombres biológicos y sociales. Esa sociedad de verticalismos y privilegios que generan abusos, represión, daño identitario y emocional, censuras previas, escasez de oportunidades, víctimas de acosos hasta asesinatos es la sociedad que por un miedo atávico quieren imponer los antienfoque de género. Es sintomático que si el fallo de este lunes sale en contra, pueda que retrocedamos a un currículo educativo del año 2008. Es sintomático que lo que los antienfoque proponen sea una regresión a esas estructuras patriarcales que ya no tienen cabida en el mundo de hoy. Porque algo que no terminan de entender los antienfoque de género es que todo lo inmaterial en el ser humano es construcción socio-cultural, y en ese sentido, los roles de lo masculino y lo femenino han sufrido de facto cambios a lo largo de las centurias. Y los roles han cambiado no porque alguien lo dice o propone sino porque ha sido ese el devenir de la existencia humana. Y ese dinamismo en la historia es lo que vamos construyendo para nosotros con nuestras propias vidas, elecciones, decisiones y acciones. Luego viene la teoría, luego viene la construcción académica que estudia, clasifica, reflexiona y conceptualiza. Y no al revés.
Por eso es que es tan absurdo decir que se trata de una ideología construida como estrategia de algún mal. El mal es no ser consciente del daño que la exclusión, la marginalización, la discriminación, el irrespeto y la falta de reconocimiento del otro/otra distinto/a causa a los niños, a los adultos, a las sociedades. La tolerancia no funciona como argumento para tolerar a quienes excluyen, la tolerancia implica incluir al otro/a distinto. Y eso es justo lo que los antienfoque no quieren.
Por eso, este lunes 20 de agosto, y a contracorriente de lo más pérfido del sistema de justicia que hemos oído a través de los audios #Lavajuez, los peruanos y peruanas esperamos que finalmente la Corte Suprema pueda terminar de recoger los 4 votos firmes que se necesitan para que el enfoque de género en el Currículo Nacional de Educación Básica se reestablezca. Hasta ahora hay dos votos a favor y dos en contra por lo que la sala ha convocado a un sexto magistrado para que dirima: el vocal supremo, Pedro Cartolín Pastor. Esperemos que no sea de los mercenarios de la justicia, esperemos sea de los que entiende que la historia de un nuevo Perú puede empezarse a escribir con su solo voto.
Publicado el 19 de agosto en diario La República.