Por María Luisa Fornara*
La frase ‘Poniéndole rostro a la equidad’ es el manto sobre el cual trabajamos quienes estamos convencidos de que el desarrollo viene de la mano de la consecución de los derechos y la equidad. Los niños, niñas y adolescentes de este país, tan rico como diverso, donde además del castellano coexisten 48 lenguas indígenas en 55 pueblos originarios de los Andes y la Amazonía, nos dan cuenta del gran reto que es hacer educación.
El Perú ha dado grandes pasos con la promulgación de la Política de Educación Intercultural Bilingüe (EIB) y el Plan Nacional de EIB. Esto se expresa en el compromiso que ha tenido el Estado peruano, mediante varias gestiones, con la necesidad de transformar la educación en una herramienta de calidad para aquella niñez cuya lengua originaria no es el castellano.
Estudiar en el idioma materno asegura una formación integral que apunta a cerrar brechas históricas y contribuye en la visión de un país intercultural e inclusivo que garantiza, valora y promueve la diversidad. Si bien los niños y niñas de comunidades indígenas requieren aprender castellano como segunda lengua, tener docentes que les enseñen en su lengua materna es un derecho y tiene grandes implicancias en los logros de aprendizaje.
Los avances e inversión en la estrategia de acompañamiento pedagógico y en la formación inicial de maestros EIB son clave para hacer realidad la Política y el Plan Nacional de EIB hacia el 2021 y, así, cubrir las demandas de las comunidades amazónicas y andinas. Se requieren también estrategias que permitan titular a los maestros de pueblos amazónicos.
En los últimos años, el Ministerio de Educación impulsó un proceso de consulta previa. El mecanismo permitió que las organizaciones indígenas nacionales discutieran sobre la política educativa, opinaran sobre la calidad de la enseñanza y tuvieran voz en torno a la planificación de la EIB. Las organizaciones indígenas, los ministerios de Educación y de Cultura, la Defensoría del Pueblo, así como la OIT y Unicef muestran el creciente interés que tiene el país. Por ello, fortalecer la Comisión Nacional de Educación Intercultural Bilingüe, órgano de representación y diálogo de las organizaciones indígenas con el Ministerio de Educación, es clave.
Este planteamiento va de la mano con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y los compromisos nacionales de la Agenda 2030. Para el Perú implica no solo aumentar el número de docentes y de presupuesto para la EIB; supone –también– invertir en mayor capacitación para una mejor enseñanza. Admite la imperiosa necesidad de ponerle rostro a la equidad para alcanzar una escuela de calidad a la que todo niño, niña y adolescente tiene derecho. Por el bien de ellos y ellas. Por el bien del país.
*Representante de Unicef en el Perú. Publicado originalmente en diario El Peruano.