Por Jaime Montes
Gestionar el conocimiento de forma inteligente, para aprovechar en el buen sentido la experticia de los demás, es un acto de extrema innovación en un país donde la ética y la gestión de recursos públicos se han puesto en cuestión.
Las situaciones precarias de muchas unidades de gestión educativa local (UGEL)en el país no han sido impedimento para mostrar heroicas acciones de Buenas Prácticas en gestión en los últimos dos años. Edugestores ha sido un espacio articulador para que estas acciones se conecten y se motiven mutuamente. Un logro ha sido construir una nueva lógica de aprendizajes colectivos descentralizados, donde las UGEL se sienten más inspiradas para emprender procesos de cambios sin importar sus condiciones, y esto es posible.
La comunidad Edugestores no debe ser es un espacio alterno al Ministerio de Educación, tampoco una comunidad complementaria, debe ser un espacio cuestionador, un laboratorio del diálogo, del consenso y la influencia. Y en ese sentido, los gestores líderes que lo integran deben asumir que esta comunidad es una vía para mostrar sus evidencias de éxitos, porque las hay, porque creemos en las altas competencias del gestor regional.
La gestión de conocimiento sin evidencias no es posible, mucho más en educación. Las Buenas Prácticas son las mejores evidencias que podemos dinamizar, pero es insuficiente. La cultura para construir signos, reflexionar nuestros caminos, procesar información y convertirlas en testimonios explícitos del saber es aún un reto que solo juntos podemos superar.
La consolidación de la comunidad de Edugestores debe apostar por el camino de la construcción incremental, de la estructura progresiva y de los ajustes constantes que nos ayude a desaprender colectivamente. Al mismo tiempo que es necesario perder el miedo a innovar, a compartir, y reconocer el logro del otro, a crear los lazos y aproximaciones de aprendizajes en gestión.
El reto para este 2018 es unir la creación con la gestión, crear-capturar lo estratégico para la reforma en lo cotidiano, distribuir-compartir sin politizaciones ni sesgos ni chauvinismos. Es un desafío también asimilar-aplicar lo gestionado pero de la mano de la sistematización prospectiva.
La literatura mundial con respecto a la gestión de conocimiento y de la geografía de la innovación nos brindan abundante lecciones para la identificación de dimensiones de proximidad más allá de la espacial en las relaciones en las comunidades. Es decir, podemos consolidar en el corto plazo un movimiento influyente, porque nos une el amor a la educación, la calidad educativa y somos defensores naturales de las políticas educativas, de la ética y la equidad.
Mi compromiso de seguir aportando, compartiendo y aprendiendo desde y con las regiones.