Por Román Aller
La distancia que nos separa en la educación es que a pesar de contar con el Proyecto Educativo Nacional al 2021, aún no se logra tener una visión compartida sobre la educación en el país. Las políticas educativas no son respaldadas por los políticos y, más bien, las socavan. Los resultados administrativos, institucionales y pedagógicos entre las instancias de gestión educativa aún no garantizan en su totalidad la provisión del servicio educativo y dentro de la comunidad educativa, priman las tensiones administrativas sobre las pedagógicas.
Quién puede estar en desacuerdo que debemos revertir los resultados de la Evaluación Censal de Estudiantes (ECE). El 2016, el 46.4% de estudiantes del 2do. grado se encuentra en el nivel satisfactorio en lectura (4 de cada 10 comprenden lo que leen) y; el 34.1% de estudiantes de 2do. grado se halla en el nivel satisfactorio en matemática (3 de cada 10 resuelven operaciones matemáticas). Cómo no estar de acuerdo que se deben cerrar las inequidades y desigualdades educativas entre estudiantes de las áreas urbanas en relación a las zonas rurales. Cómo oponerse a que los estudiantes cuenten con las condiciones básicas y necesarias en su infraestructura educativa.
Por ello, para una mejora de los resultados en los aprendizajes de los estudiantes y una mejor calidad educativa se requiere que en el país haya una agenda común por la educación. Por ese mismo objetivo tienen que transitar juntos tanto las políticas como los políticos, de igual manera las instancias de gestión educativa: Minedu, DRE, UGEL y las II.EE., y los actores de la comunidad educativa, directores, docentes, estudiantes y padres de familia.
Existen propuestas y estrategias desde diferentes perspectivas para mejorar la educación que deben ser tomados en cuenta. Por ejemplo, hace unas semanas se realizó un encuentro nacional de regiones organizado por el Consejo Nacional de Educación, donde el punto central fue la política docente: innovación docente en la práctica pedagógica, es decir, salir de la “caja” para su relacionamiento con los estudiantes, la integración de la formación inicial con la formación en servicio, formación en servicio descentralizado, entre otras. Puede ver detalle de las reflexiones finales aquí.
Otros aspectos con propuestas concretas para el diseño e implementación de políticas educativas, es mirar las experiencias exitosas en las regiones. Aquí algunos puntos que plantea Martín Vegas del Consejo Nacional de Educación y miembro de Edugestores: i) otorgar mayor margen de acción y decisión presupuestal a los gobiernos regionales con buenos resultados educativos; ii) sistematizar prácticas exitosas en regiones; iii) lograr que los gobernadores asuman como prioridad la educación y; iv) propiciar relaciones intergubernamentales participativas (relación de retroalimentación entre Minedu y GR).
También podemos recoger diversas propuestas desde académicos como Ricardo Cuenca del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), Hugo Ñopo de GRADE o de las experiencias desde especialistas sobre innovaciones pedagógicas como León Trathemberg, del profesor Juan Cadillo, entre otros especialistas y personalidades tanto personales como institucionales. Sin embargo, para que todas estas ideas se traduzcan en acciones, éstas pasan por convertirse en políticas educativas.
Y para que las políticas educativas puedan implementarse se requieren trabajar algunos aspectos centrales. Por un lado, las condiciones necesarias de las instancias de gestión educativa para su puesta en marcha y por otro lado, las capacidades de quienes diseñan e implementan dichas políticas. La tarea pendiente es transitar de la gestión educativa a la gestión pública.
Precisamente, la semana pasada hubo dos artículos que complementan la idea central de esta tarea pendiente. Por un lado el director del IEP Ricardo Cuenca propone que para ser eficientes en la gestión se requieren algunas condiciones mínimas. Y por otro lado, el presidente de IPSOS Alfredo Torres señala que los mejores tecnócratas son los que desarrollan habilidades políticas.
En ese sentido, para que las políticas educativas alcancen los objetivos trazados se deben propiciar condiciones mínimas y contar con mejores políticos y técnicos. La gestión educativa busca garantizar que lo pedagógico fluya, lograr aprendizajes en los estudiantes. A ello se debe añadir un aspecto clave: la cadena de valor de la gestión pública. Esto implica capacidades y manejo del sistema de planeamiento del estado, dominio de los sistemas administrativos y del conocimiento de los documentos de gestión en su implementación.
Este pack: gestión educativa y gestión pública, no sólo debe instalarse en el Ministerio de Educación, sino y sobre todo en las instancias intermedias de gestión como son las direcciones y gerencias regionales de educación, y las unidades de gestión educativa, para que la distancia que nos separa en la educación cada vez sea menor y los estudiantes obtengan una mejor educación.