Por Carlos Flores Lizana
El tema es realmente álgido por las consecuencias en todos los terrenos, y porque como ciudadanos y como cristianos tenemos que sacar alguna lección del traumático periodo que estamos viviendo. El título de este artículo -aunque no me gusta mucho- expresa mucho de lo que pasa en un sinnúmero de terrenos en nuestro Perú, que está por cumplir sus 200 años de vida independiente de la corona española.
Con cierto temor a equivocarme, pero con la intención de aprender me atrevo a opinar sobre un fenómeno social complejo y difícil como es la huelga magisterial que acaba de terminar luego de más de 70 días. Digo que es un chupo porque es algo que duele pero que se venía incubando de manera triste y compleja en uno de los sectores laborales más numerosos del Perú: el magisterio. Creo que es bueno recordar que fenómenos parecidos se dieron los años en 1978 y 1979 durante el gobierno de Morales Bermúdez, cuando el magisterio hizo paralizaciones y protestas parecidas cuyo centro era la gratuidad de la enseñanza pública. Esto ocurría en los años previos al inicio de la “guerra popular” que Sendero Luminoso inició en Ayacucho. Recuerdo con tristeza las palizas y baños de agua del “rochabus”, que recibieron docentes y alumnos en muchas partes del país por esas marchas y protestas. Pero lo peor fueron las muertes de profesores y estudiantes junto con el daño irreparable para los jóvenes que estaban haciendo su quinto y cuarto año de secundaria porque la huelga duro en el primer año 7 meses y en el segundo el año entero. Miles de ellos lo sintieron cuando quisieron entrar a las universidades y otros institutos de educación superior y notaban que tenían vacíos en su formación.
Podemos decir que esta historia de “mala comunicación”, entre el magisterio y el Estado no es de ahora. La incapacidad de entenderse y la capacidad de agredirse es enorme y en el caso del Estado es brutal. Y las promesas presidenciales de que “la educación será lo primero” termina convirtiéndose en una mentira más de “los políticos”. La huelga dejó sin clases a una población aproximada de 3 millones y medio de estudiantes que son niños y niñas de las familias más pobres de nuestro querido país. Si a esto le añadimos las clases perdidas por el Niño Costero el daño académico es irrecuperable, y como siempre los pobres son los más afectados.
Los temas de fondo en el conflicto actual me parece que son tres: Conseguir mejores condiciones laborales para un magisterio maltratado y mal pagado, un viejo malestar de docentes y padres de familia con el tipo de educación que promueve el Estado, y tercero un gobierno sin rumbo y que como dice esta semana un analista político “va camino al abismo”.
Analicemos cada punto: Los maestros no pueden vivir decentemente con el sueldo que reciben, viven permanentemente endeudados, tienen que conseguir ingresos adicionales a costa de su salud y seguridad, y en contra de su propio trabajo “principal como docente”, esto socava el entusiasmo de cualquier profesional que tiene que poner “de la suya” para ayudar a sus alumnos, que son más pobres que él. No tiene tiempo para sí ni para su familia, se siente explotado por un empleador anónimo pero que identifica como el Estado, y así va acumulando bronca y rencor.
La mayoría de los docentes son personas que provienen de las clases pobres y provincianas del país. Además, cosa que ya lo habían hecho notar algunos investigadores, el magisterio nacional se ha feminizado. Pienso que este hecho expresa “condiciones laborales injustas y hasta degradantes”, que los varones no están dispuestos a seguir soportando. A este conjunto de males se añade un alto grado de corrupción dentro de las autoridades del ministerio en sus diversos niveles que hacen más penosa la situación del magisterio nacional.
El segundo aspecto es realmente serio, porque el malestar viene de un modelo que no acaba de acertar en el tipo de educación que necesitamos y queremos los peruanos. Los modelos que se van diseñando parecen ser solo “copia y pega” de otros países como Chile, Finlandia, Estados Unidos y otros. Da la impresión de que se copia sin tener en cuenta el país en que vivimos, las condiciones en las que viven nuestros alumnos y las características de nuestros docentes. En el tema de las evaluaciones me parece que ese es el punto neurálgico. Además de ello se culpabiliza al maestro de todos los males de la deficiente educación que reciben los alumnos y de los resultados negativos de las distintas pruebas que se les hacen a los alumnos. Frente a ello los docentes consideran injusto. a todas luces, que una vez evaluados y que no alcancen los puntos que se exigen puedan ser despedidos de su trabajo y no vuelvan a ejercer la docencia nunca más en su vida. Esta manera de tratar al maestro es injusta ya que con esa medida debía medirse a todos los profesionales que trabajan para el estado: policías, enfermeras, psicólogos, médicos, etc.
A esto se suma que el Consejo Nacional de Educación (CNE) no tiene entre sus miembros a personas de provincias y de las distintas regiones tan diversas como tenemos. Su peso y aporte no parece significativo en la coyuntura actual y este mal se viene arrastrando de manera crónica. La política educativa va dando tumbos, con algunos avances, pero jalonada de intereses económicos y políticos de cada gobierno que entra. Una muestra clarísima es el porcentaje del presupuesto nacional que se le asigna el cual lleva congelado varios años sin alcanzar lo que se prometió en cada campaña electoral de los últimos 15 años.
El tercer elemento es que el gobierno ha dado muestras de un pésimo manejo político de la situación. Es posible que los ministros que han intervenido sean buenos técnicos como la ministra Martens o el ministro Basombrio, pero es claro que no saben dialogar adecuadamente y cometen errores graves como lo dicho sobre el dirigente Pedro Castillo y otros respecto a su pensamiento y compromiso político. Tirar “una nube negra” diciendo que hay más de 4 mil docentes vinculados al Movadef es muy serio y si se sabía debieron actuar antes. Tuvieron que esperar que la huelga se expandiera para cambiar algunos puntos de la agenda que debía haber sido manejada con más justicia y realismo. Hay además un tema de suma importancia que aparece y son los costos de estas capacitaciones y los lobbys que habría para instituciones que se favorecerían de estos grandes presupuestos vinculados a amigos y partidarios del actual gobierno. Creo que viene bien recordar que “es necesario saber qué intereses económicos están detrás de estas defensas y ataques aparentemente puramente técnicos y hasta políticos”.
Junto a estos tres factores están los medios de comunicación en especial la televisión y los periódicos. Algunos realmente han demostrado que no saben casi nada del tema y otros le han hecho el juego al gobierno reforzando corrientes de desprestigio del magisterio.
Un elemento que se va notando con claridad es que Fuerza Popular está tratando de decir al país que PPK es un verdadero desastre y que no conoce el país, que anda desenfocado o viviendo en un mundo paralelo, que su gabinete es incapaz de resolver problemas urgentes. “A rio revuelto, ganancia de pescadores” dice el refrán, eso se está cumpliendo a todas luces con este partido que todavía no se convence que perdió en las elecciones. Por otro lado, estos problemas están distrayendo las investigaciones a los implicados en la red de corrupción del caso Odebrecht, como Keiko, Alan y el mismo PPK. Dentro de este panorama difícil la prensa ha colaborado a una mayor confusión ya que no se informaba correctamente y a veces engañosamente.
Un sector que permaneció callado y que muestra una vez más su incapacidad y poca presencia en la escena política son las iglesias. Ningún obispo o pastor estuvo dispuesto a colaborar en el esclarecimiento y solución del conflicto. Es probable que se deba a que muchas de las congregaciones religiosas y obispados tengan “sus colegios” y desconozcan las justas reivindicaciones de los maestros peruanos o permanezcan indiferentes a ella por distintas “razones”. Por ello nadie aceptó la propuesta de mediación que en algún momento plantearon los maestros en huelga.
Al terminar este articulo la huelga se levantó para reiniciar las clases hoy día (4 de septiembre), pero el magisterio ha quedado herido y con la esperanza de seguir en la lucha para conseguir realmente un trato justo y digno a su profesión clave en la transformación de nuestro país que lo que más necesita es buena y sólida educación. La lucha continúa a futuro, creo que el gremio tiene que evaluar lo logrado, la solidez de su organización, las personas que han demostrado ser reales y dignos dirigentes para poder construir una dirigencia nacional con bases bien organizadas y con formación humana-espiritual, gremial y política que garantice futuras victorias.
Publicado en Noticiasser.per el 6 de setiembre de 2017
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