En Edugestores reproducimos la entrevista que publicara hace algunos días Caretas al excandidato a la vicepresidencia de Fuerza Popular, Vladimiro Huaroc sobre la problemática sindical docente. Entrevista de Enrique Chávez.
El antropólogo huancaíno Vladimiro Huaroc (68) cumplió un papel dramático y sorprendente en la película de la última campaña presidencial. Fundador de Fuerza Social, expresidente regional de Junín (2007-2010) –desde donde se enfrentó al dirigente radical del magisterio, Robert Huaynalaya–, y exjefe de la oficina de prevención de conflictos de la PCM (2012-2014) estructurada tras el desastre del proyecto Conga; Huaroc fue la carta de la izquierda con la que Keiko Fujimori buscó darle cuerpo a su discurso de Harvard. Las autoridades electorales lo sacaron de la plancha presidencial que completó José Chlimper tras un episodio de “dádivas” y desde entonces guarda silencio periodístico. Aquí lo rompe.
–¿Qué reflexión le provoca la huelga magisterial?
–Que no hay que olvidar que los maestros fueron la columna vertebral de Sendero Luminoso. El colegio Huamán Poma fue el lugar donde convergía toda la dirigencia y a partir de ahí se expandía la presencia y el dominio ideológico en la educación. Los maestros han sido, desde el origen, la piedra angular desde la que se construyó la organización de Sendero. Manuel Piqueras, el exesposo de Susana Villarán, demostró en un libro que la educación siempre fue el objetivo fundamental de SL. De ahí en adelante vino la captura del Sutep por parte de Patria Roja, pero con un esquema centralizado en Lima a través del CEN, que se constituye en su eje central. Igual que en el planteamiento original de Sendero. Y esa disputa siguió fuerte toda la década de los 80.
–Pero se suponía que Cajamarca había sido inmune a Sendero. ¿Cómo se explica la aparición de Castillo Terrones?
–En Cajamarca las columnas vertebrales de Patria Roja fueron el magisterio y los ronderos. Poco a poco se fueron entrelazando las relaciones. Goyo Santos es profesor y líder rondero. Castillo es lo mismo. Muchos alcaldes, igual. Ahí hay una relación muy sólida que está expresando lo que estamos viendo. Este es un trabajo de largo aliento. Los SUTE se fueron independizando de la conducción nacional. Por la propia historia política de Cajamarca se fueron articulando alrededor del MAS. Lo que ha hecho esta huelga es legitimar estos liderazgos.
–En 2013 la administración de Santos denunció que un grupo de dirigentes, entre los que estaba Castillo, se había vuelto próximo al Conare. ¿Acaso no rompen con el MAS?
–No lo tengo muy claro. Hay relaciones que faltan conocer. No por nada los maestros que acaban de venir a Lima se alojaron en el local del partido de la casita (MAS). Creo que esta movilización tan larga, permitida por el gobierno, incorpora organizaciones pequeñas y medianas. Para ellos ha sido un ejercicio extraordinario. Lo que venga después dependerá de la capacidad que tengamos todas las organizaciones políticas.
–¿Cuándo se origina esta situación?
–El quiebre del SUTEP tiene una fecha de nacimiento: en 2003. La descentralización genera escenarios nuevos. Las organizaciones magisteriales aprenden paso a paso que sus demandas se procesan con el gobierno regional. Esto no lo entendió el CEN nacional. No le dio importancia.
–¿Pecaron de limeñistas?
–Pero por su tendencia burocrática.
–¿Influyó el control de la Derrama Magisterial?
–Los fue aburguesando y separando. Los grupos regionales usaron muy bien eso para descalificarlos. A las dos semanas de juramentar como presidente regional de Junín en 2007, recibí una delegación del SUTE de Junín liderada por Robert Huaynalaya y su séquito. Venían en aparente son de paz y me dejan un convenio para que lo estudiemos y lleguemos a un acuerdo. Querían que, en aras de la paz social, les entreguemos la designación de los jefes de las Ugeles. La osadía era enorme. Ya lo habían planteado en el 2006. Estaban experimentando la estrategia en algunas regiones y el caso de Junín era particular porque estaban muy consolidados y con un liderazgo reconocido nacionalmente, con influencia en Huancavelica, Ayacucho, Apurímac y Abancay. En esos 15 días de plazo que nos dieron nos hicieron tres movilizaciones con miles de maestros. ¡Qué manera de presionar!
–¿Estaba clara la vinculación de Huaynalaya con elementos afines a Sendero?
–Había rumores pero no era evidente. Era un tipo que se cuidaba muchísimo. La policía no tenía registrados antecedentes. Cuando llegó el momento de dar una respuesta, le dijimos que de ninguna manera. Les ofrecimos coordinar todas las políticas educativas, pero con la dirección en manos nuestras. Ese día se declaró la guerra y tuvimos una presión inmensa. Hasta que tomaron la Dirección Regional de Educación y no permitieron que ingrese el primer director que nombramos. No nos recibió el ministro de Educación, José Antonio Chang, sino su viceministro. Y ahí surgió el segundo problema. La descentralización hizo que los gobiernos nacionales se desentendieran del tema educativo. Era un problema regional y tú te la veías cómo resolverla. Estábamos solos. Nos podían movilizar 5 mil maestros. Les tiraban pintura amarilla a los que desobedecían.
–¿El gobierno no tenía su propia pelea con el Sutep para introducir la meritocracia?
–Daba la impresión de que habían logrado un acuerdo con el CEN nacional. El SUTEP lo veían desde lejos y ni siquiera los combatían. Empezamos a escarbar la historia de todos los dirigentes sindicales y encontramos que todos vivían de la licencia sindical de hace 4, 5 años atrás. Casi 20 profesores dedicados totalmente al trabajo político. Cancelamos las licencias y ahí descubrimos que la comunidad donde trabajaba Huaynalaya estaba sometida totalmente. Era un campamento de formación política e ideológica. Les cortamos las alas y a pesar de las protestas y las agresiones contra funcionarios nuestros, los sacamos del magisterio.
–Huaynalaya lo enjuicia.
–Fue por declarar a CARETAS. Le ganamos. Promovimos la organización de un sector magisterial democrático y el Sute fue debilitado. Pero a partir del 2010 las organizaciones regionales de profesores tienen diferentes tendencias. Está Pukallacta, Movadef con nombre propio. El CEN nacional ha sido derrotado y ya no se sigue su razonamiento.
–¿En general se radicalizó el magisterio?
–Sobre todo en los Andes, donde la gente es en general más dura.
–¿Sendero es un referente constante?
–A Huaynalaya no lo ubiqué muy bien ideológicamente porque él mismo entró en una contradicción interna con la organización, y lo sacaron. Al quedar en minoría surgieron otros liderazgos durísimos en Huancavelica y Ayacucho. Estuve hace poco en Ayacucho y todos los domingos el sector del SUTE regional tiene un programa radial. Es impresionante. Es el discurso de Sendero. ¿Cómo es posible que esto ocurra en estos tiempos?
–¿Qué falló?
–Siempre hay buena información de inteligencia. El problema está en quienes no le dan importancia. No era suficiente tener una buena relación con el CEN y aquí están las consecuencias.
–¿Cuál fue el papel del Congreso?
–Casi siempre hay parlamentarios que le abren la puerta a las movilizaciones. No lo comparto, es un tema que el Ejecutivo debe resolver. Un tema central es el de las evaluaciones. Nadie lo ha comprendido y es el eje central. Otro actor central ausente ha sido el Consejo Nacional de Educación. Nadie en el Perú conoce más que esta gente.
–¿No fue irresponsable por parte de Fuerza Popular dejarle a un personaje como Héctor Becerril la vocería política en el asunto?
–Creo que todos fueron conducidos de acuerdo a la dirección que tomó el proceso. Debió haber un análisis más minucioso. La que sí debería haber jugado un rol más activo es la Comisión de Educación (n. d. r.: presidida en el último año por los fujimoristas Lucio Ávila y Paloma Noceda).
–¿A qué se dedica?
–En este período estoy en la actividad privada y brindo asesorías. El tema social es de primer orden y siempre hay espacio laboral ahí.
–¿No está con FP?
–Estoy, pero no permanentemente. No milito. Mantengo excelentes relaciones. Soy parte del equipo técnico y del equipo de formación de jóvenes y líderes del partido. Se reúnen los sábados. Ahora estamos trabajando los temas de Estado, Nación y Poder. Hay otros temas que se van a seguir trabajando todo el año.
–¿Cree que Keiko Fujimori será de nuevo una figura determinante el 2021?
–No tengo la menor duda. Lo va a ser. Ella y el partido.
–Tendrán que calibrar su lectura.
–Por supuesto. Se tiene que afinar la lectura de la realidad peruana. Este es un país muy complejo. Estamos entrando a un proceso sumamente delicado, donde ante la percepción de falta de conducción por parte del gobierno los sectores radicales van a empezar a actuar. Pueden consolidarse si siguen encontrando el terreno limpio, como lo tienen ahora.
–Su adhesión representó un giro en el discurso de Keiko Fujimori. Hoy le critican un retorno al conservadurismo y autoritarismo. ¿Se siente a gusto?
–Creo que es una lectura equivocada. FP es en esencia un frente. En su búsqueda de identidad incorpora ideas y pensamientos para adaptarlos a una matriz que le permita dar respuesta a los problemas del país. Eso permitió que personas como yo, del centro-izquierda y la izquierda democrática donde me mantengo, nos incorporemos. Hay diferentes opiniones y posiciones. Me reafirmo en que el objetivo es construir una alternativa que reivindique la demanda de las grandes masas en el Perú. Es urgente. Si no lo hacemos los partidos que creemos en la democracia, lo van a hacer los partidos duros.
–¿No le inquieta que FP pueda ser un partido duro?
–Creo que FP va a estar obligada a centrarse. Y estoy absolutamente seguro que busca ser un partido de centro.
–¿Qué expresa Kenji en ese debate?
–Yo no lo critico. Hay que ser tolerantes. A veces discrepo de algunas expresiones. Jamás cuestionaría una opinión de mi hijo, por más loca que sea. Expresa su generación, sus puntos de vista, su formación. Si FP no asume la conducción de los sectores sociales que están esperando el cambio y mejores condiciones de vida, vamos a perder una gran oportunidad. El arraigo popular que tiene FP es su principal capital. Pero tiene que transformarse en compromiso político. Definitivamente tiene que acabar con la imagen de un partido electoral, lo que antes afectó al APRA. Esa es la tarea.
–¿Cómo observa el frente de conflictos sociales?
–Con muchísima preocupación. Este gobierno ha renunciado a su compromiso de implementar el Sistema Nacional de Gestión y Prevención de Conflictos. Creó un viceministerio y desarticuló la Oficina Nacional de Diálogo y Sostenibilidad luego que Rolando Luque renunció en abril. No es fácil manejar conflictos pero lo que está haciendo el gobierno en estos últimos meses es peligroso. Ya van 6 estados de emergencia. Se empiezan a incorporar actores más políticos y orgánicos y los conflictos se van a volver dentro de poco más radicales.
–¿Qué papel juega la izquierda?
–Son los más golpeados en todo esto.
–¿Por qué?
–Están siendo desplazados por los liderazgos en el sur, en Cajamarca. No han tenido la capacidad de mantener la fortaleza que tuvieron en el proceso electoral. Los radicales han avanzado mucho más y será el desafío que enfrentará en el país en los próximos meses.
Publicado el 31 de agosto de 2017. Foto: Andina.