Por Susana Frisancho
Recientemente ha circulado la idea, propuesta por una periodista local, de que otros profesionales vayan a las escuelas a dar clases mientras los docentes están en huelga reclamando sus derechos.
Más allá de la actitud de rompehuelgas de esta persona, cuya poco solidaria idea ya fue promovida por Macri en Argentina, quiero simplemente enfatizar -aunque ya se ha hecho hasta el cansancio- que propuestas así muestran una profunda falta de respeto por la profesión docente y mucha ignorancia sobre lo que significa enseñar.
Si se cree que educar es recitar unas cuantas ideas frente a una pizarra o ayudado por un computador, en efecto cualquiera se aprende algo y va a dar clases a una escuela. Pero ese concepto de lo que es enseñar es absolutamente limitado y está muy distante de lo que debe hacer un profesor en el aula. El profesor no tiene que saber solo su asignatura (es decir, tener conocimiento disciplinar) sino también conocer los procesos psicólogos por los cuales el conocimiento de dicha asignatura se construye a cada edad en particular (conocimiento psicopedagógico), además de dominar las estrategias didácticas que son más apropiadas para cada materia (conocimiento didáctico). Ninguno de estos tipos de conocimiento es una cosa sencilla de la que pueda prescindirse (por si no lo saben, hay congresos enteros y publicaciones específicas, libros y journals académicos sobre cada uno de ellos, en este enlace solo una muestra sobre didáctica de la historia, para ejemplificar).
Paralelamente, un profesor debe también conocer de procesos motivacionales y afectivos que se vinculan al aprendizaje, y de los posibles problemas y dificultades que pueden impedir que el estudiante construya (no paporreteé) una noción, y que además pueda luego usarla en contexto competentemente. Además, se tiene que saber evaluar, y de diversas formas, y contextualizar lo que enseña a las características particulares y el contexto cultural de los estudiantes.
Si queremos hacer cualquier mamarracho con la educación, adelante, que vayan todos a las aulas y reciten lo que saben. Pero con esa falta de respeto a la profesión docente y esa osadía basada en no entender lo que significa educar no vamos a llegar muy lejos. Ni aun otros profesionales que trabajamos también en el campo educativo y tenemos capacidades afines, estamos formados para asumir el rol del educador. En el caso de los psicólogos, ni siquiera los educacionales (mucho menos los de otras especialidades) somos educadores ni podemos asumir ese rol, ya que nos falta por completo la competencia didáctica. Aquí Mari Isabel La Rosa explicó la diferencia entre ser docente y ser psicólogo educacional.
Por supuesto, muchos dirán que la gran mayoría de profesores en el Perú no cumplen con ese perfil, y yo responderé que en efecto no lo cumplen. Pero boicoteando sus luchas nunca vamos a lograr que el Estado asuma con ellos lo que debe asumir, que es mucho más que subirles el sueldo. Y perpetuando la representación social que pone la pedagogía como una cosa fácil que no requiere condiciones ni especialización, tampoco lo lograremos.
Publicado en blog.pucp.edu.pe el 13 de agosto de 2017.