Por Teresa Tovar
Ad portas del discurso del 28 el tema educativo ya no dormita acompasado por el ritmo de las promesas y expectativas de cambio de un gobierno inaugural. Está por el contrario sacudido por algunos sonidos disruptivos.
1. Los vientos en contra desde la orilla conservadora arreciaron este año. El colectivo conmishijosnotemetas pretendió arrasar con consensos nacionales e internacionales solventes, fundamentales y expresados en nuestra normativa. Se trató de un hecho social de magnitud, no previsto por la agenda PPK en educación, donde el tema género estaba en la trastienda.
La grita desaforada de los Butters y similares contrastaban burdamente con las cifras alarmantes de feminicidios y crímenes de odio. A la convicción social de la igualdad entre hombres y mujeres expresada en el movimiento social niunamenos se sumó la voluntad política estatal de defender esta conquista universal. Como nunca, en educación se habló de igualdad de género, asunto que estaba reducido a algunos enunciados curriculares y que nunca había sido prioridad. Pese a no tener presupuesto ni instancias responsables en el Minedu, el tema logró un lugar en el debate nacional, medios, redes y sociedad civil, siendo asumido con firmeza en la agenda de la ministra Martens.
En este caso, la convergencia de los escenarios social y político (varios ministros estuvieron presentes en la marcha niunamenos), coloca un hito de oportunidad en esta batalla que, claro está, aún no termina, pues los sectores retrógrados no han arriado sus banderas. La ofensiva conservadora presiona ahora para eliminar el Ministerio de la Mujer. Si concede esto, PPK borrará con una mano lo que afirma con la otra respecto a igualdad de género.
2. Salarios dignos para tener maestros idóneos. Fue promesa de campaña. Ya lo había dicho Saavedra, cuyo guion de reforma se propuso continuar PPK: no podemos ser competitivos si los salarios de nuestros docentes son los más bajos de América Latina.
El cumplimiento parcial y postergado de esta promesa abrió las compuertas de un movimiento social que rebasa largamente los linderos de algunos de sus dirigentes. Maestros marchando en pleno estado de emergencia, vigilias y cantos pacíficos en plazas, directores y gobernadores regionales plegándose a la medida, caminatas a Lima, etc. llevaron el conflicto a la escala de lo que Gramsci llama un “movimiento social económico corporativo”. No es que el terrorismo resucitó con brazos en 15 regiones del país. Simplemente ocurre que el movimiento social expresa el desánimo de un magisterio harto de maltrato y precarización.
Aquí tenemos lo contrario al primer punto: una disociación entre la escena social y la escena política, expresada esta última en el inicio de actualización del Proyecto Educativo Nacional. Como en un caleidoscocopio, vimos en el mismo día a imágenes donde el CNE proponía una agenda para mejorar las reformas en curso, alternadas con otras de la movilización magisterial ya ampliada por el involucramiento de otros actores. El vínculo entre ambas escenas no se establece. Por el contrario se instalan la sospecha y la desconfianza. En el filo de la navaja está la posibilidad de un proyecto con arraigo social. Un documento no soldará los desencuentros.
3. La educación como prioridad nacional. Fue promesa de campaña incrementar el presupuesto en educación y cumplir la meta del Acuerdo Nacional. Entendido como expresión de voluntad nacional, el presupuesto educativo de Bolivia y Ecuador se ha elevado hasta alcanzar 7,6% y 5.4% del PBI respectivamente. En Perú se ha estancado en 3,8% luego de crecer 1 punto el 2015. Se argumenta que la baja tributación (14%) no permite elevar los recursos. Pero aumentar la presión tributaria a 18% (promedio AL) es un imperativo que puede tener filo transformador si se enlaza a una reforma tributaria que grave a los que más tienen y termine con la elusión y evasión fiscal de las grandes empresas que ni siquiera pagan sus multas y deudas al Estado.
La ciudadanía percibe cercano este tema cuando sus hijos asisten a escuelas públicas deterioradas y la calidad se convierte en una Tinka a la que acceden 0.1% de los 8 millones de estudiantes (COAR), cuando saben que los maestros no están bien remunerados y cuando el otrora derecho a la educación se va convirtiendo en gastos por servicios de dudosa calidad en una escuela privada.
Son tres temas que tienen en común estar en la coyuntura, tener eco en la población y cuyo desenlace puede significar ir para atrás o para adelante. Asumirlos con sentido trascendente es el reto: pasar del filo de la navaja al filo de la oportunidad es la encrucijada actual de PPK.
Fuente: LaMula.pe Foto: referencial.