La huelga de docentes en Cusco ya suma 23 días y, el viernes, el Sindicato Único de Trabajadores de Educación del Perú (Sutep) anunció que el 13 de julio suspenderán las clases por 24 horas. Los docentes exigen al Gobierno elevar el piso salarial a S/4.050, lo que representa casi el triple del sueldo mínimo en la escala de remuneraciones actual (S/1.424). El Ministerio de Educación ya tenía programado que el piso salarial suba de S/1.781 y a S/2.000 en mayo del próximo año, como prometió el presidente Pedro Pablo Kuczynski durante la campaña.
Actualmente, el sueldo promedio de los 300 mil profesores del sector público se encuentra en alrededor de S/1.800. Comparado con los sueldos –en general– en el Perú, este monto se ubica en el cuadrante inferior (percentil 25). De llegarse a la meta –que se fijó en la gestión del entonces ministro Jaime Saavedra– de un sueldo promedio de S/3.600 en el 2021, la remuneración de los docentes se acercaría a la mediana (en la escala de los sueldos en el país), lo usual de acuerdo a la experiencia internacional.
Para llegar a este objetivo, sería necesario sumar al presupuesto estatal entre 1 y 2 puntos porcentuales del PBI adicionales al 3,8% que se destina actualmente al sector educación, señala Hugo Ñopo, investigador principal del Grupo de Análisis para el Desarrollo (Grade). “Entonces, ¿a qué sector le quitarían recursos en el presupuesto para cumplir con las demandas actuales?”, reflexiona el especialista.
Ñopo subraya que los incrementos de sueldo a los profesores deben, necesariamente, estar asociados a resultados de evaluación para resguardar la meritocracia en la carrera docente.
Entre la espada y la pared. Este pedido del sector educación, como lo es también en el sector médico, no es menor, sobre todo frente a la débil situación fiscal actual en la que se encuentra el país. Y es que no solo se ha desacelerado la economía (que de acuerdo al consenso crecería entre 2% y 2,5% este año), sino que esto ha venido acompañado por una fuerte caída en los ingresos del Estado medidos como porcentaje del PBI.
Esta tendencia se debe a la desaceleración de la economía en el PBI no primario, el menor precio de los commodities que exportamos y el costo fiscal permanente de la reforma tributaria que ha puesto en marcha el gobierno, detalla el economista y ex jefe de la Sunat Luis Alberto Arias.
El especialista sostiene que, para revertir la menor presión fiscal, sería necesario lograr un consenso político para revisar las exoneraciones de impuestos y eliminar el nuevo régimen mype tributario. “Pero hay que tomar en cuenta que la caída de los ingresos es mucho más rápida que su recuperación”, enfatiza Arias.
En este contexto, el escenario para un incremento en el gasto corriente (remuneraciones y gastos administrativos) del sector público resulta aun más sombrío cuando se toman en cuenta las reglas de gasto que propuso el MEF el año pasado, en las que se prevé que el gasto corriente crezca menos y se reduzca como porcentaje del PBI y, por el contrario, que el gasto de capital (inversión pública) crezca. También, es importante destacar que solo la ley que iguala las pensiones de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional del Perú con personal en actividad (aprobada por el Congreso y observada por el Ejecutivo) representa 15% de lo que podría crecer el gasto corriente según la regla.
Pero el incremento de remuneraciones también pondría en jaque la situación fiscal dado que incrementa la rigidez del presupuesto público, advierte Carlos Montoro, director de Estudios Macrofiscales del Consejo Fiscal. Según el último reporte de dicha institución, el aumento de gasto menos flexible en el presupuesto, que en el último quinquenio ha representado casi tres cuartos de todo el gasto corriente, podría poner en riesgo las metas de déficit trazadas por el MEF.
Fuente: El Comercio. Foto: Correo.