Por Paul Neira
Hace algo menos de diez días, el Viceministerio de Gestión Institucional del sector educación publicó una norma, que desde mi punto de vista ofrece una solución sencilla, ya que abre una oportunidad enorme para la gestión de los directores de colegios públicos en todo el país. Desde esta columna mis felicitaciones al equipo que empujó adelante este gran cambio. Pero déjenme explicarles qué es “escritorio limpio” y por qué me parece que es una extraordinaria noticia.
La idea detrás de escritorio limpio
Una de las cosas más preciadas que tiene un gestor entre sus manos es el tiempo para sacar cosas adelante. Sin tiempo estás muerto. Para nadie es noticia saber que en la administración pública existen frondosísimas normativas que reglan y obstaculizan la vida y milagros del funcionario. Pero cuando miramos el caso de los directores de colegios, la situación entra en el terreno de la literatura de terror. En un reciente estudio se encontró que cerca del 90 % del tiempo útil de los directores de colegios se gasta en procesos administrativos y estos normalmente fuera del colegio. Y si a eso le añadimos que normativamente el director de colegio debe presidir y gestionar 29 comités dentro del colegio, entonces el resultado es que el director no dirija (realmente) el corazón de la escuela, a saber: los aprendizajes de los estudiantes y su equipo de profesores.
Por ello lo que hace “escritorio limpio” es básicamente ganar tiempo para los directores, para que gestionen sus equipos en los salones de clase. Entre sus más importantes rasgos tenemos que reducen en 200 % el número de comités (no se puede borrar todos los comités de un día para otro) y en 100% el número de documentos -técnicos- normativos a ser presentados (los cuales, a decir verdad en su gran mayoría, nadie los usa, lee o supervisa).
Ahora bien dos razones claves porque es importante este tipo de cambios: Primero, porque es importante este mínimo cambio que se plantea. Sencillo. Porque se cumple la norma del 20% siempre hace el 80% de la diferencia. Quizá este debe ser el camino de muchos policy makers en el sector educación. O sea pequeños cambios, bajo la lógica del quick win, que le den al mismo tomador de decisión un espacio para que esos otros cambios (los grandes) puedan armarse bien.
Segundo, si tenemos un conjunto de algo más de 40,000 CEO de colegios públicos en el Perú deben, estos, tener realmente un espacio para la gestión real. No la ficción de la gestión. Por ello, a esta estrategia que le otorga más tiempo al director, debemos sumarle más formación para la gestión, más habilidades al director para la gestión, una carrera de formación directiva establecida que equilibre la educación inicial docente, un camino claro de formación en la carrera directiva que la haga predecible, y que tenga procesos de evaluación y formación del futuro director del colegio. Sin ello, el tiempo que le ganamos a nuestros directores no lo vamos a poder capitalizar para que los procesos de aprendizaje en las escuelas se logren al nivel y ritmo del desarrollo que el Perú necesita.
Fuente: El Montonero