Fuente: El Ágora del escribidor Blog de Román Aller Zárate
El sentido de la modernización de la gestión pública busca que el servicio se oriente a resultados, es decir en lograr cambios concretos en los ciudadanos. Y para alcanzar el reto que las instituciones del estado sean eficientes, ágiles y eficientes, se tienen que realizar una serie de transformaciones que apunten a ello, tal como se propone en los pilares dela política nacional de modernización de la gestión pública: alineamiento de las políticas y planes estratégicos y operativos; presupuesto para resultados; gestión por procesos , simplificación administrativa y organización, institucional; el servicio civil meritocrático y; sistema de información, seguimiento, monitoreo y evaluación y gestión del conocimiento.
Por ello un elemento clave para el cambio en la gestión pública es contar con personas mejor preparadas y adecuarse a las exigencias de brindar un mejor servicio al ciudadano. Es así que el fortalecimiento de capacidades se pone en la agenda y está en boga, no por moda, sino por necesidad para responder ante las grandes apuestas que el estado requiere. Aquí cabe preguntarse ¿si fortaleciendo capacidades a los servidores públicos son suficientes para alcanzar los cambios que se requieren en la gestión pública? Existe cierto sentido común que nos indica que la respuesta es positiva y ello puede ser contraproducente, sobre todo para quienes apuestan en que esta se desarrollen e implementen.
Sin embargo, sería necesario tomar en cuenta algunas precisiones. Ya en un post anterior señalaba dos cosas: primero, al referirse al fortalecimiento de capacidades no sólo debe centrarse en las capacitaciones (programas, cursos, talleres, etc.), sino también en otras estrategias para fortalecer capacidades, como son la asistencia técnica, la gestión del conocimiento, las pasantías, las sistematizaciones de las buenas prácticas, entre otras; y segundo, que sólo fortaleciendo capacidades se solucionarán los problemas institucionales, es una hipótesis desencaminada, ya que además implica desarrollar otras medidas: mejora de las políticas públicas, en la planificación, en los procesos y organización, uso de tecnologías de la información, el uso de mecanismos de articulación, monitoreo y evaluación, entre otras.
Por ello es importante anotar que el fortalecimiento de capacidades es fundamental en la apuesta de la modernización de la gestión pública, pero habría que tomar en consideración sus alcances y sus limitaciones, para no generar demasiadas expectativas para la gestión, ni mucho menos se debe dar argumentos para los detractores; porque precisamente para quienes no se convencen de la importancia del fortalecimiento de capacidades es porque se “incumplen “ estas altas expectativas de dar solución en la gestión.
Con ello tampoco se debe minimizar el aporte en la mejora de capacidades de los servidores públicos y su contribución para la mejora en el desempeño laboral. Sin embargo, se debe articular el fortalecimiento de capacidades con otras variables como son las condiciones institucionales (normatividad, equipamiento, infraestructura), la voluntad política (traducido en financiamiento), el contexto territorial y político, las relaciones intrainstitucionales e interinstitucionales, entre otras para que se puedan desplegar las capacidades de los servidores públicos y por ende se mejoren los desempeños. Si no se genera todo ello, poco se puede avanzar en la mejora de la gestión.
Todo esto reta para quienes venimos impulsando el fortalecimiento de capacidades en que si bien es cierto que se deben emplear enfoques y metodologías variadas y modelos de la academia, éstas deben adecuarse y centrarse en el ámbito de la gestión pública, es decir, mejorar capacidades para que se mejore el servicio público. Y ello hay que evidenciarlo con datos cuantitativos e información cualitativa donde se demuestre su aporte y los cambios que se producen como resultado de las acciones del fortalecimiento de capacidades; y además se debe diseñar propuestas acordes a las exigencias en la gestión, dotar de instrumentos o guías que sean utilizados en el ejercicio de sus funciones y puedan visibilizar cambios concretos.
Foto; Cierre del Programa de especialización en Escuela Nacional de Administración Pública- ENAP