En su discurso presidencial del 28/07/1949, Odría planteó la ampliación de la infraestructura escolar y la creación de Grandes Unidades Escolares – G.U.E. (con las variantes común y técnica para formar técnicos y obreros calificados) y escuelas fiscalizadas a cargo de las grandes empresas (especialmente en zonas marginales y rurales), procurando universalizar la educación escolar. Además, la alfabetización, equipamiento, seguimiento de avances (evaluación), fortalecimiento de la educación técnica, mejora de la formación y salarios docentes, y aumento de presupuestos para la educación.
66 años después, las propuestas electorales 2016 dicen esencialmente lo mismo, con algunos agregados sobre aumentar las becas y crear los discutibles COAR (Colegios de Alto Rendimiento) académicos o técnicos para un pequeñísimo porcentaje del alumnado. Todo ello pese a las evidencias de tener una educación retrógrada asfixiada por una frondosa y obstaculizadora legislación y burocracia, y una evidente fragilidad de las capacidades docentes para lograr que los escolares sean aprendices autónomos, eficaces y ciudadanos informados y solventes.
Me pregunto si un peruano sensato de hoy acudiría a un médico, publicista, arquitecto o ingeniero consciente de que usa los métodos y equipos de hace 65 años. Sería absurdo. ¿Por qué entonces los alumnos deben “someterse” a una educación similar a la de hace 65 años?
Sería interesante escuchar de los candidatos presidenciales aunque sea un par de planteamientos innovadores potentes, porque sin mejores recetas pedagógicas -con más de lo mismo- no daremos saltos hacia adelante en el quinquenio 2016-2021.
* Este artículo ha sido publicado en el diario Correo y es reproducido en este blog con autorización de su autor.
** León Trahtemberg, educador, miembro del Grupo Impulsor Inversión en la Infancia y del Consejo Nacional de Educación.